Ciencia, plástico y medio ambiente

Inicio Home

Residuos plásticos, circularidad y reciclaje

El orden económico mundial está basado en la explotación de numerosos recursos no renovables. La insostenibilidad del modelo a largo plazo es cada vez más difícil de ignorar y se manifiesta no solo en el agotamiento de materias primas, sino también en numerosos impactos negativos sobre el medio ambiente. En 1972 se publicó un libro esencial al respecto. Se trata de 'Los límites del crecimiento', escrito por varios científicos del Instituto Tecnológico de Massachusetts por encargo del Club de Roma. Los autores utilizaron modelos informáticos para predecir una crisis ecológica que tendría lugar durante el siglo XXI debido al agotamiento de recursos y la contaminación. La versión de 2012, 'Les limites à la croissance (dans un monde fini)', actualizada y revisada mediante el concepto de huella ecológica es esencialmente coincidente.

En este contexto surge la necesidad de sustituir los flujos tradicionales, no lineales, por flujos circulares que limiten al máximo la extracción de recursos y la generación de residuos. Es lo que se conoce como economía circular cuya inspiración son los sistemas biológicos y cuya base científica es el concepto de 'Ecología industrial' formalizado por Thomas E. Graedel en 1996. En la naturaleza no se producen residuos de forma que para la Ecología industrial estos son la consecuencia de una forma imperfecta de producir que debe de superarse en favor de un flujo cíclico de materiales. Es difícil que una sociedad industrial se comporte de manera totalmente circular, pero lo cierto es que el flujo actual de producción es altamente no circular y hay un gran margen de mejora.

De acuerdo con Plastics Europe, la producción mundial de plástico ascendió a 390.7 millones de toneladas (Mt) en 2021 (sin incluir polímeros no utilizados en productos plásticos como fibras textiles, adhesivos, o recubrimientos). En 2020 la cantidad de residuo plástico recuperado en la UE 27+3 (UE más UK, Noruega y Suiza) ascendió a 29.5 Mt, lo que representa algo más de la mitad de la producción de plásticos en los mismos países. De los residuos plásticos recogidos se recicla aproximadamente un tercio (aunque solo la mitad, 5.5 Mt, termina incorporado en nuevos productos). Una cuarta parte de esos 29.5 Mt va al basurero (23.4%, 36% en España) y el resto se incinera. En el conjunto de países el ciclo de los plásticos está aún más lejos de ser circular. Según la OCDE, los residuos plásticos han pasado de 156 Mt en 2000 a 353 Mt en 2019. De esta cifra 55 Mt se pudieron recolectar para reciclaje, y solo 33 Mt se pudieron reintroducir en el ciclo de producción (el 9.3%).

Ciclo de plástico en cifras globales OECD (entre paréntesis cifras de Plastics Europe) para 2019 y cifras para la UE 27+3 para 2021, último año con datos publicados. Fuentes: OECD (2022), Global Plastics Outlook: Economic Drivers, Environmental Impacts and Policy Options, OECD Publishing, Paris, https://doi.org/10.1787/de747aef-en y Plastics Europe. Plastics—The Facts 2022: An Analysis of European Plastics Production, Demand and Waste Data. PlasticsEurope; Association of Plastics Manufacturers, Brussels, 2022, https://plasticseurope.org/knowledge-hub/plastics-the-facts-2022/.

En este contexto, la Directiva 850/2018 por la que se modifica la Directiva de Residuos (1999/31/CE) estableció que los Estados miembros deben de adoptar las medidas necesarias para garantizar que para 2035 la cantidad (el peso) de residuos municipales depositados en vertederos se reduzca al 10%, al menos, con respecto a la cantidad total de residuos municipales generados. En España la transposición la efectuó (con casi dos años de retraso) la Ley 7/2022 de residuos y suelos contaminados para una economía circular. En estos textos se establecen no solo objetivos de reciclado, sino también y de forma complementaria, la recogida separada de residuos textiles y peligrosos de origen doméstico (antes de 31 de diciembre de 2024), así como de biorresiduos (antes del 30 de junio de 2022 para localidades de más de 5000 habitantes, un plazo ya prácticamente incumplido el día de entrada en vigor de la ley española).

La clave de la extensión de la reutilización y el reciclado son los Sistemas Colectivos de Responsabilidad Ampliada del Productor (SCRAP). Se trata de la materialización de la idea de que los productores y distribuidores son responsables de los residuos que generan sus productos hasta el fin de su vida útil. En función del tipo de residuo existen diversos SCRAP. En lo referente a envases ligeros no industriales, el responsable es Ecoembes que gestiona los residuos procedentes del conocido contenedor amarillo al que van envases de plástico y metal incluyendo briks, bandejas de poliestireno así como otros envases y partes de envases de origen no comercial ni industrial.

Hasta ahora no se ha mencionado el plástico, porque el sistema actual de reciclaje no lo contempla de forma específica. Ecoembes recicla envases hechos con cualquier material (incluso madera) y elementos tales como chapas o tapones, pero no plásticos que no sean envases. Según Ecoembes, en 2021 se procesaron 1.6 Mt de residuos de envases (plástico, tetrabrik, metal, papel, cartón), que representan el 84 % de los envases domésticos puestos en el mercado por las empresas adheridas a Ecoembes (es una autodeclaración). La cifra es bastante controvertida. Plastics Europe los estima en 889 kt incluyendo envases comerciales e industriales. (Sin embargo, hay estimaciones independientes que rebajan tasa de reciclaje de Ecoembes hasta el 30%.) Además, los envases pequeños, con colores oscuros, materiales multicapa (tetrabriks, salvo para recuperar cartón) no se reciclan o lo hacen de forma muy limitada. Todo esto termina en los vertederos o, en el mejor de los casos, incinerado.

Por tanto quedan fuera de toda posibilidad de reciclaje los utensilios de plástico de cocina, juguetes, bolígrafos, cápsulas de café y en general cualquier material plástico que no sea un envase o parte del mismo. Es importante resaltar que todos los objetos formados por varios materiales son normalmente no reciclables. En los tetrabriks, por ejemplo, se recupera el cartón (un 70% de su peso), pero no el polietileno ni el aluminio. La finlandesa Stora Enso operó una planta en Barcelona que separaba el aluminio por pirólisis, aunque cerró por falta de rentabilidad debido a la mala calidad del aluminio obtenido. Otro típico material compuesto son los pañales, con capas externa e interna de polietileno y polipropileno respectivamente y poliacrilato como absorbente. Reciclar solo envases es efectivamente una limitación, aunque también es preciso reconocer que son una parte cuantitativamente muy importante de los residuos plásticos: un 39.1% de la demanda de plástico en EU 27+3 se dedica a la producción de envases.

Un aspecto importante que conviene resaltar es que el reciclaje de plástico no es indefinido. Al cabo de unos pocos ciclos, el polímero pierde calidad debido a la degradación que haya podido sufrir durante su uso, durante el reprocesado o por la presencia de aditivos procedentes de sus usos anteriores. Es posible utilizar plástico deteriorado para fabricar productos con menores exigencias, pero tarde o temprano deberá desecharse. Es un hecho bien conocido que el tereftalato de polietileno puede ser reciclado en forma de textiles (de poliéster): cinco botellas grandes permiten producir una camiseta. El reciclaje de materiales para textiles es positivo aunque no es una solución absoluta. Las prendas que incorporan poliéster reciclado siguen liberando fibras microplásticas y, además, su incorporación a textiles rompe la circularidad en el sector de los envases, dada la reciclabilidad prácticamente nula de los textiles sintéticos.

El reciclado de plásticos es habitualmente mecánico. Consiste en trocear el material para fabricar granza reciclada que utilizan los procesadores. Cuando esto no es posible por motivos técnicos, aún se puede utilizar el reciclaje químico, que implica la utilización de técnicas como el craqueo térmico, o la hidrólisis para convertir las macromoléculas que forman el plástico en productos susceptibles de nuevos usos, que puede ser la producción de nuevos polímeros o no. Por ejemplo Plastic Energy opera dos plantas en Almería y Sevilla con capacidad para producir 10 000 t/año de aceite de pirólisis a partir de plásticos agrícolas que puede utilizarse como combustible o en unidades de craqueo catalítico para producir monómeros plásticos. La gasificación para obtener gas de síntesis (mezcla de monóxido de carbono e hidrógeno) es otra forma de reciclaje químico. En España, Repsol, Enerkem y Agbar han anunciado la construcción de una planta de gasificación de residuos sólidos urbanos no reciclables (incluyendo plásticos) para producir metanol. Finalmente, el reciclaje energético permite aprovechar la energía contenida en los enlaces químicos de residuos Esta es una práctica menos común en España que en otros países (20% frente a 42% de los plásticos recuperados en EU 27+3); pero que siempre es preferible a llevar al vertedero plásticos que no pueden ser tratados de otra forma.

Ciertamente hay materiales más fáciles de reciclar que otros. El tereftalato de polietileno (envases de bebidas) o el polietileno de alta densidad (común en numerosos objetos de plástico) se reciclan con relativa sencillez. Otros como el cloruro de polivinilo (conducciones de agua, piel sintética), o el poliestireno (aislante, material de embalaje) ofrecen mayor complejidad. Las bolsas y films (polietileno de baja densidad) son difíciles de reciclar porque atascan las máquinas. Los materiales compuestos no son reciclables en general. De ahí la necesidad de fabricar productos monomateriales, especialmente en productos de gran volumen de demanda como envases y embalajes. La reducción del material virgen necesario, la prolongación de la vida útil de los objetos (incluyendo textiles), la inversión en sistemas de recogida selectiva, la limitación de objetos de plástico de un solo uso y el uso racional de las políticas fiscales con tasas a la gestión no óptima (Pay-as-you-throw) son otros de los principales instrumentos disponibles para mejorar la circularidad en el mercado de plásticos.


Contacto

Despacho 2D25, Edificio Polivalente, Facultad de Biología, Química y Ciencias Ambientales, Universidad de Alcalá

roberto.rosal[at]uah.es

Redes sociales

Roberto Rosal | Catedrático de Ingeniería Química | Copyright © 2025